Nunca diría que estaba mal. Todos la veían tan fuerte y luchadora, que
no les dejaría saber que apenas podía soportar todo. Cada día se hace más difícil
que el anterior. Hablar de eso se le hace cada vez peor. Se hace más complicado.
Pedir ayuda no es una opción, la haría lucir débil. Ella no quiere que
las personas sientan lástima por su situación. Se dirá siempre: “Yo puedo con
esto, no dejaré que esto me detenga”. Pero cuando se nubla todo, es casi
imposible ver una luz aunque se esté bajo una lámpara.
Conseguir algo que la hace sentir mejor, dura poco. Se habitúa a lo que
hace, así que los pensamientos negativos comienzan a llegar y nada los detiene.
El llanto la invade, y el dolor le llueve. Ella comienza a hacerse daño. Su
mente se vuelve turbia. No piensa claramente. Siente que nadie debería estar
con ella, que todos estarían mejor sin su presencia. Sus uñas en su piel, dejan
dibujos inciertos.
Ella no dejará que nadie lo note. Así que siempre sonreirá y hará sonreír a los demás. No importa lo que pase, hará sonreír a quien lo necesite.